Evidencia en cigarrillo electrónico

Los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN), comúnmente conocidos como cigarrillos electrónicos, son dispositivos que funcionan a batería y vaporizan una solución líquida que usualmente contiene nicotina y sustancias tales como el propilenglicol. Estos dispositivos mantienen el patrón de liberación de nicotina por picos pero, a diferencia de los cigarrillos convencionales, no funcionan por combustión.

Entre los potenciales beneficios que se le atribuyen a los cigarrillos electrónicos, destacan una probable mejoría en las tasas de cesación tabáquica y la reducción del consumo de cigarrillos convencionales a través del uso dual. Entre los riesgos, podrían actuar como puerta de entrada al consumo de nicotina y renormalizar el acto de fumar.

Dos ensayos clínicos estudiaron la asociación entre uso de SEAN y cesación tabáquica. Los mismos no encontraron diferencias en las tasas de cesación a 6 meses y a 1 año al comparar cigarrillo electrónico con parches de nicotina y con placebo (esto es, un cigarrillo electrónico sin nicotina), si bien el poder de estos estudios ha sido cuestionado.[1, 2] Asimismo, una revisión Cochrane sí encontró diferencias en la tasa de cesación a los 6 meses al comparar SEAN con placebo (RR 2,29; IC 95% 1,05 - 4,96); así como una mayor chance de haber reducido a la mitad el número de cigarrillos convencionales tanto al comparar con placebo (RR 1,31; IC 95% 1,02 - 1,68) como con parches de nicotina (RR 1,41; IC 95% 1,20 - 1,67). [3]

En relación al riesgo de actuar como puerta de entrada, un estudio de cohorte reclutó a estudiantes secundarios de California, EEUU, que nunca habían probado cigarrillos convencionales. Este estudio halló que el riesgo de reportar consumo de cigarrillos durante el seguimiento era mayor entre aquellos participantes que habían informado haber utilizado SEAN al inicio (OR a los 2 años: 2,65; IC 95%: 1,73 – 4,05). [4]

Si bien la incidencia de efectos adversos reportada ha sido similar con el uso de cigarrillo electrónico y con parches, los estudios han tenido periodos de seguimiento relativamente cortos, no mayores a dos años. Los efectos adversos a mediano y largo plazo asociados al uso de cigarrillo electrónico no se conocen, hecho no menor considerando que se trata de un producto con alto poder adictivo y, por tanto, con potencial para ser utilizado por años.

Actualmente, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) prohíbe la importación, distribución y comercialización de cigarrillos electrónicos, así como también la publicidad.[5] Asimismo, en el decreto reglamentario de la Ley 26.687 de “Regulación de la publicidad, promoción y consumo de los productos elaborados con tabaco”, los cigarrillos electrónicos son analogados a productos elaborados con tabaco [6] , por lo cual todas las restricciones de consumo que afectan a los cigarrillos convencionales (tales como la prohibición de fumar en espacios cerrado de acceso público) se aplican también a los SEAN. Sin embargo, el control del cumplimiento de la prohibición de consumo de SEAN en lugares públicos ha sido laxo. La publicidad internacional o por internet y el “boca a boca” han dado a los cigarrillos electrónicos un aire de inocuidad no demostrado en la práctica. Considerando que en las últimas décadas se ha producido un cambio cultural por el cual el acto de fumar ha adquirido una connotación negativa, el uso de cigarrillos electrónicos abre la posibilidad de renormalizar este acto y revertir los cambios culturales logrados.

Más allá de los aspectos legales por los cuales los médicos no deberían indicar cigarrillos electrónicos en las consultas de pacientes que desean dejar de fumar (ya que su venta se encuentra prohibida), es importante tener en cuenta también que los SEAN son productos que a la fecha no han demostrado ser más eficaces en cesación que los parches de nicotina (tratamiento con el que se tiene más experiencia y que presenta, además, una forma de liberación de nicotina menos adictiva), cuya seguridad a largo plazo aún no ha sido estudiada, y con potenciales efectos no deseados a nivel social.

 

 

Dra. María Victoria Salgado

Residente saliente. Médica asociada.

Servicio de Medicina Familiar y Comunitaria, Hospital Italiano de Buenos Aires.



BIBLIOGRAFÍA

1.         Bullen, C., et al., Electronic cigarettes for smoking cessation: a randomised controlled trial. Lancet, 2013. 382(9905): p. 1629-37.

2.         Caponnetto, P., et al., EffiCiency and Safety of an eLectronic cigAreTte (ECLAT) as tobacco cigarettes substitute: a prospective 12-month randomized control design study. PLoS One, 2013. 8(6): p. e66317.

3.         McRobbie, H., et al., Electronic cigarettes for smoking cessation and reduction. Cochrane Database Syst Rev, 2014. 12: p. Cd010216.

4.         Leventhal, A.M., et al., Association of Electronic Cigarette Use With Initiation of Combustible Tobacco Product Smoking in Early Adolescence. Jama, 2015. 314(7): p. 700-7.

5.         Administración Nacional de Medicamentos Alimentos y Tecnología Médica. ANMAT PROHÍBE EL LLAMADO “CIGARRILLO ELECTRÓNICO”. 2011  [cited 2015; Available from: http://www.anmat.gov.ar/comunicados/Cigarrillo_Electronico_prohibicion.pdf.

6.         infoLEG. Decreto 602/2013 - Ley Nº 26.687. Apruébase reglamentación. 2013; Available from: http://www.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/215000-219999/215486/norma.htm.

 

 

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